El juego es muy importante para los niños, es el motor que contribuye crear las bases de un optimo desarrollo psicomotor, cognitivo, social y emocional.
El juego influye en el desarrollo integral de la persona, ya que afecta a todos los niveles del crecimiento.
- desarrollo motriz
En el momento del nacimiento, el bebé vive sensaciones sensorio- motoras a las que responde con movimientos reflejos e incontrolados.
Poco a poco, empieza a interiorizar la transformación de su propio cuerpo. A partir de los 6 meses el juego del bebé se concentra en su cuerpo. En tres primeros años de vida los cambios físicos son muy rápidos y de vital importancia, ya que sientan las bases de su desarrollo futuro. Sin embargo la necesidad de movimiento va unida a la evolución del organismo y no termina.
El área motriz es la responsable de que el niño aprenda a controlar su cuerpo y regularlo de manera autónoma. Por ello, el autocontrol, el reconocer en nuestros actos nuestras emociones, forma parte del desarrollo psicomotriz.
-desarrollo cognitivo
El juego es el mejor aliado para el desarrollo cognitivo del ser humano. Resulta imprescindible para la maduración de las estructuras mentales que incluyen procesos como la percepción, la memoria, la atención, la adquisición del lenguaje o la estructuración del pensamiento.
Mientras juegan están afianzando el grado de madurez física necesaria para un óptimo desarrollo.
- experimentan el placer de jugar con su voz.
- maduran tono muscular.
- Repiten acciones.
- Desarrollan la motricidad fina.
- Favorecen su coordinación espacial.
- Desarrollan la lateralidad.
- Estimulan habilidades.
- Aprenden a conocer donde están sus limitaciones.
- Aprenden donde están los límites.
El juego nos permite entrenar la creatividad, una de las capacidades adaptativas más importantes del ser humano que se desarrolla a lo largo de la vida. Mientras que el niño juega a actividades simbólicas está haciendo un importante esfuerzo de abstracción dando vida a los objetos. Está utilizando todos los medios de que dispone.
- desarrollo social
Jugar es una capacidad innata y los niños necesitan unos de otros para jugar. El ser humano es sociable por naturaleza y el juego es ayuda a socializarnos.
Los niños lo que desconocen es el aprendizaje que les han aportado esas horas de juego en grupo:
- necesidad de relación
- aprender a negociar
- interiorización y respeto de normas
- toma de decisiones
- interiorización de patrones culturales
- respeto por el otro
- resistencia a frustración
- desarrollo de la capacidad de superación
- estimulación del lenguaje
- desarrollo emocional
En los primeros años de vida, el vínculo afectivo que se crea con la madre o con las personas que se ocupan del bebé permite que éste desarrolle su capacidad afectiva. A medida que crecemos y evolucionamos, la interacción con nuestro entorno, en un tiempo y un espacio determinado, sumados a nuestra personalidad, nos facilita entretejer nuestro propio desarrollo emocional.
Una buena base emocional y afectiva garantiza un óptimo desarrollo como persona.
Las emociones responden a nuestras experiencias. El juego es el banco de pruebas en que los niños ensayan sus emociones y los afectos para alcanzar un desarrollo emocional sano y armónico.